La Flor de Cano

LA FLOR DE CANO

La Flor de Cano se creó en La Habana durante la primera mitad del siglo^XX. Todo empezó en 1932, cuando Juan Cano Sainz y su esposa Consuela decidieron contratar los servicios de un torcedor para hacer puros, literalmente, en la mesa de su cocina. Con la ayuda de parientes cercanos, el negocio de Juan y Consuela creció hasta convertirse en una sólida empresa familiar y en 1936 registraron la marca en España, que pasó a convertirse en su mayor mercado de exportación. En 1939 su joven hijo, Ernesto, se unió al negocio y, tras licenciarse en la Universidad de La Habana en 1947, se convirtió en socio a partes iguales de la empresa, que pasó a llamarse J. Cano E Hijo. A principios de la década de 1950, la empresa invirtió en máquinas para fabricar muchos de sus puros y, en la década de 1960, la familia se trasladó a Estados Unidos, donde Ernesto desarrolló una exitosa carrera en la industria del cigarro. En Cuba se siguieron fabricando puros La Flor de Cano y, aparte de un breve periodo (1988-1992) en el que se produjo una pequeña gama de tamaños hechos a mano, se hizo hincapié en los tamaños hechos a máquina. Más recientemente, esto ha cambiado a los tamaños de relleno corto hechos a mano. Los Habanos La Flor de Cano se caracterizan por un buen equilibrio entre sabor y aroma. Tienen un precio medio.